
Esta ley se había convertido para
la prensa en un gran enemigo, ya que la misma indicaba que no se podían dar a
conocer o bien divulgar datos políticos
que fuesen considerados como secretos, por lo que los comunicadores se
encontraban atados de manos.
El periodismo y los que lo
ejercen fueron los grandes ganadores de esta lucha que pretendía, en cierta
forma, favorecer a aquellos políticos o figuras públicas que de una u otra
forma se sienten amenazados por la astucia y perspicacia de algunos informantes
de la sociedad.
Pero la libertad de expresión no se puede reprimir. Es por ello que cientos de personas celebraron la reforma a la cuestionada ley.
Pero la libertad de expresión no se puede reprimir. Es por ello que cientos de personas celebraron la reforma a la cuestionada ley.
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